Reflexión sobre Jesús en la cruz
"Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen", con el corazón
más abierto que sus brazos en la cruz, el Mesías súplica a Su Padre
el perdón para aquellos que no sabían lo que hacían, crucificaron
a su Señor y Salvador.
Jesús en medio de dos ladrones, uno que le retaba, lleno de orgullo
y rebeldía, mientras el otro, tras regañar la rebeldía del quejoso, le
pidió a Jesús: "Señor acuérdate de mí cuando vengas con tu reino."
"Yo te aseguro que hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso",
significa que aquel que reconoce sus errores y pecados, recibirá
la recompensa del perdón.
Todo esto plantea dos actitudes completamente distintas
en circunstancias iguales, y muestra los resultados
correspondientes a cada actitud. De lo que se trata es del temor
y el amor a Dios. Este amor le bastó al ladrón que escucho
a Jesús.
"Tengo sed".
Sed de justicia, de cumplir con la obra redentora que Su Padre le
mando de salvar a toda la humanidad.
"Dios mío porque me has abandonado".
Es el dolor por todos los que todos sufren las consecuencias de
la injusticia. Jesús habita en cada ser humano, y si está en cada
persona que sufre, se hace ineludible para quienes se llaman
discípulos suyos, socorrer a los hombres, mujeres, jóvenes y
niños que sufren.
"Todo está consumado". Jesús afirma que todo está cumplido,
esta frase pronunciada por Jesús, se interpreta como un fin, una
mirada al pasado y un principio, una mirada contemplativa al
presente en proyección a l futuro.
Si amamos a Jesús, amaremos a las personas que viven con
nosotros, recordar hoy y siempre que Cristo no se cansó de
amarnos a nosotros, que el amor y la paz deben caminar juntos.
"Padre, en Tus manos encomiendo mi Espíritu".
El final de una divina victoria. Cristo triunfante sobre el poder
del mal, y retornando la creación del Padre de regreso a Su
casa. Muchas gracias por amarnos tanto que sacrificaste a Tu
Hijo unigénito para que todo aquel que creyere en El tuviere vida
en abundancia. Gracias en el nombre de Jesús, amén.