Como ser libre de culpa
Lo que aprendí de niño es que un Dios iracundo me castigaría
si no obedecía todas las reglas; parecía que habían reglas
para todo, incluyendo lo que podía leer, vestir o hacer.
Siendo adolescente, pase mucho tiempo rogando al Señor que
me perdonara por una o otra tontería, llevaba siempre
conmigo el peso de la culpa y de preocupación donde quiera
que iba. Me parecía que nunca podía ser suficientemente
bueno. En realidad las reglas eran una caga para mí, y puesto
que pensaba que Dios las había establecido, Él también era
una pesada carga que llevar.
En mis años de joven adulto, entendí que mi percepción de
Dios estaba equivocada. Él se bueno, tierno, misericordioso.
Los mandamientos que dio fueron hechos para mantenernos
libres de peligros y sentimientos de culpa. Pero aunque
volvamos las cosas un caos, no hay condenación para los que
están en Cristo (Ro.8:1). Eso quiere decir que Él perdona
nuestro pecado y "borra nuestras" y no las recuerda más
(Isa.43:26). Es posible que tengamos que vivir con las
consecuencias pero nunca con el peso de la culpa.
Dios no una carga. Él es quien lleva la carga (Sal.68:19), que
puso nuestros pecados sobre nuestro Jesucristo, aliviándonos
así de ese peso. No siga tambaleándose bajo el peso de la
culpa. Deposítela ante Dios que es misericordioso y cariñoso
que le ofrece un yugo fácil y liviano.