No cesemos de inhalar
al Espíritu
"Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha
librado me ha librado de la ley del pecado y de la muerte"
Romanos 8:20.
"Y habiendo dicho esto, soplo y les dijo: Recibid al Espíritu
Santo. A quienes remitiréis los pecados, le son remitidos; y
a quienes se los retuviereis, le son retenidos" Juan 20:22.
No nos conviene apartarnos del Espíritu por ningún motivo.
Día tras día, a todas horas y aún en todo momento,
necesitamos estar con el Espíritu. Uno no debe decir: "Anoche
pase un tiempo maravilloso con el Señor, así que ahora soy más
santo que los ángeles y todos mis problemas se han resuelto".
Nunca debemos decir que por haber recibido cierta visión o
revelación, o por haber tenido una experiencia en particular,
ahora somos tan santos que no podemos tener ningún problema.
Al declarar esto, es posible que tarde o temprano nos
encontremos en una situación muy mala.
Una figura adecuada para tipificar al Espíritu es el aire. No
podemos decir: "Esta mañana respiré profundamente, tome
una gran bocanada de aire fresco y ya no necesito respirar
más" debemos podemos dejar de respirar ni podemos
prescindir del aire. Si dejamos de respirar, ciertamente
moriremos en unos cuantos minutos. Experimentar al
Espíritu de vida es semejante al respirar. Necesitamos
respirar en todo momento. De la misma manera que
necesitamos permanecer en el Espíritu vivificante, pues una
vez que nos apartemos de Él, ciertamente moriremos. No
digamos que ya somos muy aptos y tenemos mucha experiencia.
No me importa cuanto tiempo lleve de ser salvo, o por cuanto
tiempo haya experimentado las riquezas del Señor, lo único
que me importa es permanecer en el Espíritu. Tengo que estar
estar en el Espíritu de una manera fresca e instantánea. El
Espíritu vivificante es como el aliento, y debemos inhalarlo
incesantemente.
Pastor Jaime Batista Cortes
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