El Dios de gloria que atrae
"Y él dijo: Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de gloria apareció a nuestro
padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán, y le dijo:
Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré. Entonces
salió de la tierra de los caldeos y habitó en Harán; y de allí muerto su padre, Dios
le traslado a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora" Hechos 7:2-4.
"Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces,
dejando al instante las redes, le siguieron" Mateo 4:19-20.
El primer aspecto del motivo y la fuerza de aceptar el llamado de Dios fue la
aparición de Dios. Si usted tuviera que recibirme a mí, son no significaría nada
porque yo no soy nadie. pero si el presidente de su país lo visitará personalmente a usted, usted estaría muy emocionado. Probablemente no dormiría en toda la noche.
Ahora bien, ¿quién vino a visitar a Abraham? ¡El Dios de gloria?.
En Mateo descubrimos que Dios que Jesús llamó a Pedro, a Andrés, a Jacobo y a
Juan, mientras andaba junto al mar de Galilea. El Señor Jesús dijo simplemente a
cada uno: "Sígueme", y ellos le siguieron. Durante muchos años no pude entender eso.
Jesús de Nazaret pronunciaba la palabra: "Sígueme", y ellos lo seguían. Pude entender
eso el día en que observé que el Jesús que caminaba por el mar de Galilea era una
gran luz. pedro, Andrés, Jacobo y Juan fueron atraídos por esa gran luz. Cuando Jesús
los miraba y los llamaba, eran atraídos a Él. Aparentemente, el que los llamaba era un pobre nazareno; en realidad, era el Dios de gloria. Del mismo modo, el Dios de gloria se apareció a Abraham en aquella tierra de demonios, una región rodeada de muchas aguas. Creo que, en principio, todos sus hijos hemos experimentado esa aparición.
Batista Jaime Cortes
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