Parte 9
Bueno,
debo repetirte que con los amigos que más me identifiqué fueron con
Pancho y con Manuel, pues los tres nos sentíamos llamados a triunfar
como cantantes o como artistas o ya de perdida como practicantes de
algún deporte como el Karate o ciencias afines. Así las cosas, como
teníamos a unos cincuenta metros de la parte derecha de mi casa unas
fincas cafetaleras y naranjeras, pasábamos las horas haciendo nuestras
esas fincas, con todo lo que en ella había, disfrutando de su variedad
de naranjas, jinicuiles, plátanos, nísperos, etc., platicando y
pasándonos de un árbol a otro como unos tarzanes cualquiera (por no
decir como changos) y soñando cada uno con su aspiraciones y metas.
Así
transcurría nuestra vida entre el llanito y las huertas, entre fincas y
praderas, entre juegos, sueños, aspiraciones y estudios. Referente a
los estudios, recuerden lo que les platiqué acerca de ellos, pero lo que
no les dije, ¿ o sí? es que en la primera secundaria reprobé los dos
años que estuve en ella, es decir, no sólo no pasé al segundo año, sino
que nunca terminé siquiera el primer grado, esto, provocado según yo,
porque la primera vez que falté a una clase, el profesor hizo cera y
pabilo de mi por esa causa, por lo que a la siguiente falta que tuve por
algún motivo, ya no quise presentarme en su salón, ocasionando que
inclusive, perdiera interés en las demás materias, esta actitud por
supuesto me trajo problemas con mi papá porque anteriormente había hecho
lo mismo y él me había dado otra oportunidad que no supe aprovechar.
Pancho
también tenía problemas con su familia y Manuel también, así que
decidimos que lo mejor era abandonar nuestros hogares y empezar en otro
lugar, es decir, empezar en la ciudad de México como artistas o
cantantes, ya que nos considerábamos profesionales en el canto y que
además no estábamos de malos bigotes, por lo que el triunfo nos
esperaba, ya que en una de nuestras aventuras en un carnaval de
Veracruz, donde siempre nos divertíamos sin dinero porque no llevábamos y
que llegábamos como casi a cualquier parte, de aventones, así, cuando
se llegó el momento para volver a Xalapa, solicitamos uno de ellos, y la
persona que nos trajo dijo ser un famoso director de teatro en México y
nos invitó, después de conocer nuestras inquietudes artísticas y en
caso de ir a México, a buscarlo en una dirección determinada y que él
nos ayudaría a lograr nuestros sueños de grandeza.
Una
noche oscura y tenebrosa, (no es cierto) en la que no recuerdo la
fecha, pero que sin duda era el mes de diciembre por lo fuerte del frío,
acordamos Pancho, Manuel y yo, empezar a llevar a cabo nuestras
aspiraciones artísticas, por lo que decidimos irnos a México esa misma
noche, por tren, por supuesto sin el conocimiento de nuestros padres, y
como carecíamos de dinero, Manuel sugirió que Pancho y yo nos fuéramos a
Tepeyahualco, Puebla y allí lo esperáramos en lo que él conseguía
dinero para nuestra gloriosa y sin duda fácil aventura. Así lo hicimos y
Pancho y yo y llegamos a Tepeyahualco con unos familiares de mi papá y
allí lo esperamos; mientras tanto pensábamos como divertirnos para
pasarla bien mientras Manuel llegaba.