El caballero respondió:
--Dígame Usted cómo arde esa vela.
--¡Vaya! Pues la estearina, el algodón y el aire atmosférico producen la luz.
--Entonces todos ellos constituyen una luz, ¿no es así?
--Sí
--¿Me dirá Usted cómo están los unos en los otros, y sin embargo no son sino una luz?
--El incrédulo se quedó en silencio por un momento, y después rápidamente dijo:
--No, no puedo
--Pero, ¿lo cree Usted?
El interpelado no pudo
decir que no. los oyentes hicieron en el acto la aplicación riéndose de
su tontería, y luego cambió la conversación.
Esto debe recordar a
los jóvenes inexpertos, que si ellos creen sólo lo que pueden explicar,
sus sentidos no les sirven de nada, porque están rodeados de las
maravillosas obras de Dios cuyos caminos son inescrutables.