Lamentablemente me di cuenta lo que
Dios es cuando otro de mis hermanos murió. Mi hermano Héctor cayó en tal
depresión que no quería salir de su cuarto. Entonces yo decidí buscar a
su amigo, el cristiano, para que viniera a orar por él y desde
ese momento decidí aceptar que mi hermano fuera cristiano. Empecé a
entender que había un Dios tan grande que había levantado a Héctor y fue
cuando decidí buscarle, pero no me atrevía a decirlo porque no quería
dejar las cosas del mundo, me gustaba acompañar a mi hermano a la
iglesia solo por complacerlo, hasta que un día cuando estábamos en un
ensayo de Jóvenes se acercó un joven de la Iglesia y me empezó a
compartir su testimonio, fue algo tan bonito que empecé a llorar y sin
dejar de hacerlo, cuando este joven se salió, le dije a una de las
jóvenes que se acercara porque yo solo quería seguir llorando, fue
cuando me preguntaron que si quería dejar entrar a Jesús en mi corazón,
no podía ni hablar pero se lo dije con mi corazón. Desde ese momento
empecé a notar un cambio muy raro en mí, algo extraño empecé a sentir.
Yo tengo una estética y a mí me daba vergüenza que Héctor pusiera los
cantos en la casa, le decía que le bajará, y ahora yo misma los ponía, y
así empecé a sentir lo que se siente cada día con Cristo.
Creo que hay un plan para mi familia, ahora ya no nadamas es Héctor ahora somos los dos y se está cumpliendo la promesa de que "Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tu y tu casa".
Yo quería hacer a mi hermano a mi
capricho sin contar que Dios quería HACERNOS A LOS DOS a su voluntad.
Amamos a Dios por sobre todas las cosas.
Por: Clara Lizzeth Mata Rodríguez