Su asistencia al templo fue notoria, ya que la primera vez que la vimos, vestia un traje impresionante, muy alegre y amistosa.
Al final del servicio, la salude, y conversamos un momento.
Me dijo que
ella era empresaria en su pais, pero que ultimamente los negocios
andaban mal, y tuvo que venir a los EE.UU a trabajar, que ella era
miembro del concilio de la iglesia en su tierra, y que estaba trabajando
cuidando a una anciana, donde ganaba $ 400.00 semanalmente, y que su
dia de descanso era el domingo, el cual habia aprovechado para buscar
una iglesia donde congregarse.
Me toco ser
el privilegiado en recibir a esta hermana, la cual se mostraba muy
satisfecha por las bendiciones que Dios le habia mostrado, al llegar a
los EE.UU con visa de turista, y al siguiente dia ya estaba trabajando y
con un sueldo halagador.
Pero tambien note en ella, un espiritu de orgullo, porque me dijo:
- veo que
esta iglesia no es como la mia, porque en mi iglesia, cuando cantamos
las alabanzas, todos cerramos los ojos y levantamos las manos asi (
ella me mostro como lo hacia y efectivamente cerro sus ojos y levanto
sus manos ).
Tambien me
dijo que debido a eso, su salario era tres veces mayor que muchos de
los que estaban alli, y que llevaban mas de cinco años en los EE.UU,
que a ella el sueldo le quedaba totalmente libre, porque vivia dentro de
su trabajo y no pagaba agua, luz y telefono.
Suspire profundo, pedi la sabiduria a Dios, para lo que debia decirle a Vanessa, y la palabra que Dios me dio, fue:
-Vanessa, el arbol se conoce por el fruto,
a lo que ella respondio:
- lo se perfectamente.
Nos
despedimos, y ella me dijo que estaria orando por nosotros para que
aprendieramos a cerrar los ojos y a levantar las manos asi como ella lo
hacia.
Pasaron los
dias y no la volvimos a ver, hasta que llegaron los dos meses, nadie la
reconocia, porque estaba sin maquillaje, su vestido no era el
deslumbrante, no tenia sus zapatos de tacon alto, y en las alabanzas no
cerro sus ojos ni levanto sus manos.
Al final del
servicio, la salude, y la reconoci, le pregunte que le sucedia, porque
su rostro estaba muy marchito, entonces me comento, que la anciana que
cuidaba, habia fallecido, que se habia quedado sin trabajo, y que
ahora laboraba en una venta de flores, donde ganaba $ 100.00, a la
semana y sin dias de descanso, trabajando 12 horas diarias, y que habia
rentado un cuartito donde vivir, en el cual unicamente cabia una camita
individual, sin sala, sin comedor, y el baño era multiple, quedaba en el
pasillo y tenia que compartirlo con 50 personas que vivian en el mismo
edificio.
El rostro de
Vanessa, no era el mismo de la vez anterior, ahora sus ojos estaban con
grandes ojeras, me pidio que orara por ella, que le ayudaramos a buscar
otro trabajo y un lugar mejor donde vivir.
Definitivamente, Vanessa estaba cambiando, su corazon estaba recibiendo la terapia de la humillacion.
los siguientes domingos continuo asistiendo y algunas familias la llevaban con ellos para que pasara el fin de semana.
Algo que pude ver, fue que en los momentos de las alabanzas, Vanessa no cerraba sus ojos ni levantaba sus manos,
ahora, estaba de rodillas, con su cabeza pegada al piso y derramandose en lagrimas.