Cada
tarde, al salir de su trabajo, Marina entra al ciber a ver su correo
electronico, no tiene muchos mensajes y aprovecha para ver las diversas
paginas de iglesias o de grupos cristianos. Cierto dia, encontro mi
direccion y me escribio pidiendo oracion por su situacion familiar, la
cual se encontraba deteriorada.
Su esposo la habia abandonado y estaba en terrible angustia y soledad.
Asi fueron pasando los dias,
asi se fueron escribiendo paginas de su vida,
cada dia, una historia,
un sufrimiento,
una oracion
un consuelo,
cada dia una montaña que escalar
y lagrimas que derramar.
Era poco el progreso que se podria percibir en sus correos,
decia asistir a la iglesia de vez en cuando,
pero pedia oraciones,
y siempre por las tardes,
buscaba en el ciber,
una palabra de consuelo.
Luego de un mes de oraciones
recibi un correo de Marina, donde me decia:
" Lo siento, he pecado, no me pude resistir, y ahora me doy cuenta,
porque Dios no ha respondido las oraciones".
Le cite el pasaje Biblico de Juan 8: 10-11, donde Cristo le dice:
".... Ni yo te condeno, vete y no peques mas".
Ahora Marina, tendra
nuevamente que subir la montaña, tendra que luchar para no volver a
caer, porque esa es la forma de alcanzar el perdon de Dios.
Cristo ha prometido el perdon, pero tambien pide un esfuerzo humano que esta en nuestro control.
Serian muchas las
mujeres que al igual que Marina, hoy se encuentran atrapadas en su
debilidad, y pierden las fuerzas para mantenerse firmes, y que Dios les
ordene su vida.
Por esas mujeres
debemos orar, para que Dios les abra los ojos del entendimiento y se
percaten del grave peligro al que se exponen de caer en las garras de
los depredadores del alma,
de aquellos que en forma sutil las hacen caer mediante falsos ofrecimientos de felicidad.