Por
obediencia a un profundo llamado en mi corazon, de parte de Dios, deje
mi pais y una carrera floreciente, para entrar en el camino de la fe, en
el cual llevo dieciseis años. Me traslade a la ciudad de Miami Florida,
trayendo mil dolares, rente un pequeño apto. y al mes ya no tenia
dinero. luego quede totalmente dependiendo de Dios, en una nacion donde
el costo de la vida es tan dificil que la mayoria de las personas
trabajan en dos lugares.
Encontrar
trabajo era tan dificil porque no disponia de permiso de trabajo, pero
desde que llegue comence a congregarme en una Iglesia, en la cual pase
mi primera prueba, al ver los corazones endurecidos de los hermanos, ya
que el pastor dijo que llevaran alimentos para llenarme una canasta,
pero cual seria mi sorpresa, al recibir dicha canasta, la cual venia
con dos bolsitas de harina "maseca", ya comenzadas y hasta la mitad y
algunas latas de sardinas vencidas hacia un año.
Un
dia le dije al pastor que si le gustaria que hiciera la limpieza en el
templo y me dijo que si. Cuando estaba pasando la aspiradora, senti en
mi corazon deseos de abrir la puerta de un cuartito, lo hice y lo que
habia alli, era una cantidad enorme de libros titulados " EL CAMINO DE
LA SALVACION, VIA LA EPISTOLA A LOS ROMANOS", aproximadamente eran como
cinco mil libros.
Me
quede asombrado, conte las paginas de los libros y tenian 60 paginas
cada uno, exactamente las mismas de mi primer libro, el cual escribi
cuando tenia diecisiete años, por esa razon, le di un gran valor a esos
libros, porque recorde el costo del mio.
Me
di cuenta que se estaban deteriorando y algunos ya estaban comidos por
las cucarachas, le pregunte al pastor ¿que haria con esos libros ? y
me dijo:
Ya
llevan alli cinco años, si ud. quiere puede tirarlos a la basura,
entonces le dije que si me los regalaba, porque yo podria usarlos en la
evangelizacion en la ciudad de Miami, me dijo que estaba bien, que
podria usarlos.
Compre
una mochila, y cabian dentro de ella cien libros, y me estableci la
meta de obsequiar por las casas y las calles de Miami, cien libros
diariamente, y asi salia todos los dias.
Mi
ayuno resultaba facil, debido a que no tenia mas dinero, y para esos
dias, yo comia una libra de bananas todos los dias, la cual tenia un
valor de $ 0. 29 centavos, y me daban aproximadamente 4 o 5 bananitas,
las cuales iba comiendo por el camino y pedia permiso para tomar agua
de las mangueras en los jardines de las casas.
Asi salia todos los dias, con mi camisa guayabera bien planchadita, y nadie sabia mi desierto.
Un
dia, no tenia los $ 0.29 para las bananitas, pero yo ya estaba
acostumbrado a ellas, y la verdad, me dieron muchos deseos de llorar, y
le dije al Señor:
-Padre
Santo, tu sabes que cada dia camino hasta cincuenta bloques, llevando
tu palabra, y las bananitas me dan fuerza, pero hoy no tengo los $ 0.29,
y siento que no podre ir hoy.
Pero Dios puso en mi corazon que saliera asi, me lave el rostro, y sali sonriendo por el vecindario.
Siempre oraba y le preguntaba a Dios, hacia donde queria El que yo fuera. Ese dia me dijo:
-ve por aquella calle donde esta el puente levadizo sobre el rio.
me
fui con la mochila sobre mis hombros y unos cinco libros en la mano, y
cada vez que encontraba a una persona , le daba el evangelio y le
obsquiaba el libro.
Cuando
llegue al puente, vi que al otro extremo venia una anciana y poco a
poco nos fuimos acercando uno a otro. Cuando estuvimos frente a frente,
la salude y le obsequie el librito, la sra. Sonrio y me djo:
- Dios te bendiga hijito, mi nombrre es Gloria Paz Victoria, y este dia, antes de salir, hice una oracion y Dios me dijo:
-Mira hija, este dia, a la primera persona que encuentres, le daras $ 5.00.
La sra. metio su mano en su cartera, saco los $ 5.00 y me los obsequio.
Le di la gloria a Dios, y ese dia, por primera vez. comia en la ciudad de Miami, un sabroso sandwich llamado "Sandwich Cubano".
Han
pasado dieciseis años desde ese dia, y cada vez que paso por ese
puente, todo mi ser se estremece, al ver como la mano poderosa de Dios,
me ha sostenido en el extranjero, me abrio camino para fundar un
ministerio de ayuda a los pobres, no con latas vencidas, y tambien me
permitio estudiar para servirle a Dios.
Son
miles de milagros los que he visto, tanto en mi vida como en las demas
personas, que les puedo asegurar, que cualquiera que sea la necesidad,
Dios respondera, y les enviara lo mejor de lo mejor, porque El es Dios,
tiene la capacidad y todo el amor para sostener a sus hijos