Una salvación tan grande
¿Cómo
escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual,
habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada
por los que oyeron.
Hebreos 2:3
¿Por
qué es tan grande la salvación que Dios ofrece a los hombres? Es grande
porque es ofrecida por el gran Dios del cielo y cumplida por su Hijo
amado. También es grande porque vale para todos los humanos, “de todo
linaje y lengua y pueblo y nación” (Apocalipsis 5:9) y porque hace
dignos para la gloria eterna a seres pecadores, mancillados y perdidos.
Alguien
podría pensar que al ofrecer una salvación tan grande a los hombres,
Dios va a mostrarse muy exigente y pedir obras meritorias, una vida
ejemplar, sacrificios costosos renunciamientos, ofrendas,
peregrinaciones… ¡Atención! “El hombre no es justificado por las obras
de la ley, sino por la fe de Jesucristo”. Y el apóstol Pablo sigue
insistiendo: “No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la
justicia, entonces por demás murió Cristo” (Gálatas 2:16, 21). En estos
versículos, querer hacer las obras de la ley significa desear hacer
buenas obras para congraciarse con Dios.
Esta salvación es gratuita.
Sin embargo, hay una condición: la fe. Por eso no es cierto que todos
los hombres serán salvos. Leamos bien la Escritura: “El que cree en el
Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la
vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36). Al carcelero
que preguntó a Pablo y a Silas qué debía hacer para ser salvo, el
apóstol le contestó: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y
tu casa” (Hechos 16:31).
Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)