Libres de la
ley
Saulo de Tarso aunque era judío,
vivió un tiempo ignorando la ley, no
le
interesaba para nada (Rom. 7:9)
Cuando se hizo fariseo, los
mandamientos
de la ley le resultaron para
muerte, porque al conocer el mandamiento,
el
pecado lo engañó y lo mató
(7:10-11). Aunque la ley es buena,
produce
muerte(7:12-13), porque la ley le
da fuerza al pecado sobre nosotros
(1
Cor.15:56). Así que los obreros
(ministros) que siguen siendo celosos
de
la ley (Hechos21:20), al igual
que Saulo, son esclavos del pecado
aunque
creen en Jesús (Juan8:31-34), por
eso hace lo que no quieren y no
pueden
hacer lo que quieren (Rom.
7:18-24), llegando inclusive a afirmar que
no
es posible dejar de pecar (1 Juan
3:6-9).
Lo que le sucedió a Saulo cuando
se convirtió al evangelio de Jesús,
es
que fue liberado de esa ley del
pecado y de la muerte, por la ley
del
Espíritu de vida en Cristo Jesús,
por eso es que para él ya no
había
condenación (Ro.8:1.2), pues al
ser guiado por el Espíritu, ya no
estaba
bajo la ley de Moisés (Gá.5:18),
pero si bajo la ley de Cristo (1 Cor.
9:21).
En otras palabras: Saulo
obediente fiel de la ley, estaba
espiritualmente
muerto, y así se hubiera quedado,
de no haber sido que Dios tuvo
misericordia de él en su
ignorancia e incredulidad (1Tim.1:13). Más
Pablo,
habiendo alcanzado un excelente
conocimiento de Cristo, ganó a Cristo
para sí mismo, y fue hallado en
Él, porque tuvo la ley por basura (Fili.
3:
8-9). Es decir la letra de la ley
lo mató, pero su espíritu fue vivificado
en
Cristo (2 Cor.3:6, Juan 1:17, Gá.
4:30).
Si usted obrero del Señor quiere
ser hecho libre de la ley del pecado y
de
la muerte por el conocimiento de
la verdad (Jn.8:31-32), y que
los
congregantes también sean libres,
no practique, ni les enseñe, ni
mucho
menos les imponga ninguna
ordenanza de la ley, ya que todos
estos
rudimentos son sólo para
esclavizar (Gá.3:13, 3:23-25, 4:9-10,
4:24-25).
Esto es lo que están promoviendo
los falsos hermanos judaizantes
para
reducir a la esclavitud a las
congregaciones, a quienes ni por un
momento
debemos acceder a someternos, si
es que queremos que la verdad
del
evangelio permanezca en nosotros
(Gá.
2:4-5).