Pertenezco Al Rey
"Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el
que no es de Dios, no nos oye"
(1 Juan 4:6).
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"Pertenezco al Rey." Así decía la inscripción en el collar
de uno pequeño perro que seguía el ataúd del rey Edward. Era
un perro común, sin cualquier belleza especial. Pero él ha
sido amado por el rey, estuvo junto a las rodillas del rey,
y pudo entrar en el apartamento real donde príncipes no
tuvieron acceso. Muchos fueron los miradas afectuosos que él
recibió mientras acompañaba el cortejo fúnebre, llevando la
inscripción: "Pertenezco al rey."
Saber que cada un de nosotros Pertenece al Rey transforma
todas las circunstancias que nos envuelven. Por más modesta
que sea la nuestra participación en la obra del Señor, Él
nos exaltará. Vale la pena servir a Dios... ¡pertenecer al
Rey!
Cristo vino para que tuviésemos esa comprensión. Él vino
para que pudiésemos conocer lo maravilloso que es pertenecer
a Él. Cientes de tan grande privilegio, las tentaciones
serán fácilmente domeñadas, las luchas serán trabadas sin
quejas, los sueños serán buscados con más determinación, los
fracasos no sacarán nuestra esperanza y valoraremos cada
experiencia vivida por el hecho de "pertenecer al Rey."
A veces pensamos que el alto puesto en la obra del Señor
credencianos y nos hace notorios. Batallamos lo más que
podemos para alcanzar un lugar de destaque, pero todo esto
está por demás. Qué nos exalta y qué nos distingue no es el
cargo que ocupamos y sí el hecho de pertenecer al Rey.
¿Usted Pertenece al Rey?
Paulo Barbosa
Un ciego en el Internet