Quiero Apenas Decir: Yo Te Amo
Te amo, oh Señor, fortaleza mía"
(Salmos 18:1).
Un pequeño niño se arrodilló delante de las rodillas de su
madre para hacer su oración en la hora de dormir. Habló bien
bajito con Dios y su madre no consiguió entender lo que
decía. Al terminar, su madre le preguntó: "¿Qué usted pidió
a Dios, querido?" Él contestó: "Yo no pedí nada, mamá, yo
apenas dije a Él que lo amo."
¿Cuál ha sido nuestro propósito al hablar con Dios? ¿Tenemos
nos acostumbrado a orar apenas haciendo pedidos? ¿Hemos
recordado apenas de nuestras necesidades y aprovechado los
momentos de oración apenas para recitar una larga lista de
deseos? ¿Será que dejamos Dios de lado cuando no estamos
necesitando cosa alguna?
¿Cuántas veces, en la última semana, buscamos al Señor
solamente para agradecer las incontables bendiciones que nos
ha dispensado desde que lo conocemos? ¿Cuántas veces
doblamos nuestros rodillas delante de él para confesar
nuestro amor por sus atenciones y protección? ¿Cuántas veces
exteriorizamos nuestra gratitud por Él estar siempre a
nuestro lado, dirigiendo nuestros pasos por caminos de vida
y victoria?
Cuando el Señor Jesus es invitado para ser el compañero de
todas nuestras horas y participante de cada una de nuestras
decisiones, el mundo pasa a ser más agradable, el sol brilla
con más intensidad, los pájaros cantan melodías mucho más
armoniosas y nuestra felicidad no es interrumpida por
circunstancia alguna. La alegría rellena todo nuestro ser y
lo que más anhelamos es estar en la presencia del Señor, no
para pedir bendiciones pero para decir del profundo de
nuestra alma: "¡Señor, yo te amo!"
¿Ama a Dios? ¿Ya dijo eso a Él?
Paulo Barbosa
Un ciego en el Internet