TE HABLA A TI EL SEÑOR
Después
de mucho tiempo una señora volvió a ir al culto con su hijita. Por
causa de su trabajo no podía asistir a los cultos matinales; por eso fue
en la noche. El pastor habló en esa ocasión acerca de la negligencia
de muchos en cuanto al cumplimiento de sus deberes cristianos: No leen
la Biblia, descuidan la asistencia a los cultos, etcétera.
La
niñita escuchaba atentamente el sermón y, cuando oyó que el pastor
hablaba de la incuria de muchos padres, se volvió a su madre y ,
confiada, le dijo: “¡Mamita! ¿Te habla a ti el pastor?” Estas palabras
fueron un flechazo para el corazón de la madre que permaneció callada.
Esa ingenua pregunta de su propia hijita fue para ella un sermón vivo y
eficaz.
Sería conveniente que también nosotros tuviésemos a
alguien que nos formulara esta pregunta mientas escuchamos el sermón de
nuestro pastor. Sin embargo, tantas veces escuchamos el sermón de un
pastor con el fin de criticar, o para oír al orador tras el sermón, o
para oír por oír porque estamos con el reloj en la mano calculando el
tiempo que tarda. Sí, es conveniente que nos preguntemos, a veces,
durante el culto: “¿Te habla a ti el pastor?” O para ser más exactos
preguntémonos así: “¿No te está hablando Dios a ti por medio del pastor?
(( De la Red))