¿Puedes creerlo?
Hace
algún tiempo atrás mi esposa me contó una historia que una mujer
cristiana había contado en un seminario de damas. La mujer dijo que a su
hijo mayor le habían robado su auto. Ellos no tenían mucho dinero en
tal tiempo y no podían comprarle otro. Su hijo necesitaba el auto, y su
madre entonces le aconsejó comprar una bicicleta y usarla hasta que
hubiera dinero para comprar otro auto. Mientras tanto, ella continuó
orando a Dios para que la policía encontrara el auto robado de su hijo.
Ella incluso pidió a su clase de niños en la iglesia que orara por esto,
y dijo que tales oraciones fueron las más dulces que jamás hubiera
oído.
La policía le había dicho que era casi imposible que
encontraran el auto, ya que la mayoría de los autos eran desmantelados
tan pronto como eran robados. Sin embargo, solamente unos pocos días
después, ella recibió una llamada de la estación de policía,
informándole que se había encontrado el auto de su hijo. Al auto se le
había acabado la gasolina, y los ladrones habían decidido abandonarlo.
El auto estaba intacto.
La mujer estaba completamente
sorprendida. Cerca de ella estaba su hijo menor. Ella le dijo: «¡¿Puedes
creerlo?! ¡¿Puedes creerlo?! ¡Encontraron el auto de tu hermano! ¡No
puedo creerlo! ¿Puedes creerlo, tú?». El joven respondió: «Sí, pero no
gracias a tu “fe”. ¡Tú has estado orando todo este tiempo para que esto
suceda y ahora no puedes creerlo!».
(( De la red))