Santa Cruz de Tenerife, EFE Una nueva técnica para estudiar el
vapor de agua en la troposfera alta y la estratosfera baja podría
mejorar de manera notable el estudio de este gas que contribuye al
efecto invernadero y que se piensa que es un potente amplificador del
cambio climático.
Así lo explicó en una entrevista el director del
Centro de Investigación Atmosférica de Izaña (AEMET), Emilio Cuevas,
quien señaló que en la actualidad es muy difícil medir el vapor de agua
en la zona que abarcan la alta troposfera, de 7 a 12 kilómetros de
altura, y la baja estratosfera, que va desde los 12 hasta los 18 o 20
kilómetros.
Y estudiar esa región es "tremendamente" importante
para el estudio del cambio climático porque es muy sensible a los gases
de efecto invernadero y al forzamiento radiativo introducido por el
vapor de agua.
No hay que olvidar que el vapor de agua absorbe
fuertemente radiación en el espectro infrarrojo, como lo hacen los gases
de efecto invernadero, explicó Emilio Cuevas.
El gas de efecto
invernadero más importante es el vapor de agua porque es el más
abundante, pero presenta el problema de tener una variabilidad espacial y
temporal "enorme", indicó el director del Centro de Investigación
Atmosférica de Izaña, en Tenerife.
Señaló que, así como el dióxido
de carbono debido a su larga vida se homogeniza en todo el planeta, la
presencia de vapor de agua varía en cuestión de minutos tanto en un
punto como de un lugar a otro, por lo que estudiarlo es "muy difícil" y
medirlo en condiciones de muy baja concentración es "muy complicado".
Esto
es lo que sucede en la alta troposfera-baja estratosfera, región en la
que las concentraciones de vapor de agua son extremadamente bajas.
Hasta
ahora, para estudiar el vapor de agua en la citada región se utilizan,
además de la información facilitada por satélites, los datos de la red
de radiosondas, que también se usan para otras cuestiones, entre ellas
hacer las predicciones meteorológicas.
Emilio Cuevas comentó que
los sensores de las radiosondas tienen problemas para medir con
precisión por encima de los 7 kilómetros, si bien los de nueva
generación parece que funcionan bastante bien hasta unos 9-10 kilómetros
de altitud en determinadas regiones.
Pero la nueva técnica,
denominada FTIR (Espectroscopía infrarroja por Transformada de Fourier)
ha demostrado que es enormemente precisa.
Investigadores del
Centro de Investigación Atmosférica de Izaña y del IMK alemán (Matthias
Schneider, Eliezer Sepúlveda, Omaira García, Frank Hase y Thomas
Blumenstock) en una reciente publicación muestran que esta nueva
técnica, que forma parte de la red TCCON (Red de Observación de la
Columna Total de Carbono) es más precisa que los radiosondas, y mide
siempre de la misma manera pudiendo estandarizarse los análisis que se
hacen de los espectros.
Emilio Cuevas añadió que, además, las
radiosondas cambian de modelo cada varios años, lo que produce "saltos"
en las series de estudios, mientras que con la técnica FTIR se mide
siempre de la misma manera y con muy alta precisión.
La red TCCON,
inicialmente concebida para la observación de carbono a largo plazo,
puede también ofrecer información sobre el vapor de agua en el mismo
periodo, dijo Emilio Cuevas.
Esto, comentó, puede suponer un
avance importante en el estudio de la evolución del vapor de agua en la
alta troposfera y en la baja estratosfera.
También declaró Emilio
Cuevas que en la región subtropical, en la que se encuentra Canarias, el
estudio de la evolución del vapor de agua en la alta troposfera y baja
estratosfera puede servir para saber si la circulación atmosférica se
desplaza hacia el norte, algo que parece que sí tiene lugar, y que
significaría cambios "importantes" en la cantidad de vapor de agua en
las próximas décadas.
El director del Centro de Investigación
Atmosférica de Izaña señaló que en el mundo hay apenas unos 10 de
equipos con la técnica FTIR integrados en TCCON, uno de ellos el de
Izaña (Aemet).