La mejor manera de saber cómo es la depresión es preguntándole a alguien que la ha padecido. Pero aún así, usted solamente obtendrá una idea vaga. De la misma manera, si usted desea saber como una persona se recuperó de la depresión, - o la enfermedad emocional en general- pregúntele a una persona que se haya recuperado. Deje a un lado las suposiciones, pregúntele a alguien que la ha vivido y que puede decirle qué fue lo que pasó que lo hizo sentirse bien. En otras palabras “Salirse de la boca del lobo”.
Nosotros que hemos sufrido y nos hemos recuperado, y que hemos ayudado a otros a hacer lo mismo, creemos estar calificados para hablarles acerca de la enfermedad emocional. Ofrecemos los siguientes hechos acerca de la enfermedad, los cuales hemos descubierto a través de nuestros sufrimientos.
- Nosotros somos los causantes de nuestra propia enfermedad. No se puede culpar a nadie más.
- Debemos reconocer este hecho para recuperarnos.
- Estábamos extremadamente encerrados en nosotros mismos, éramos arrogantes, exigentes, emocionalmente fríos y calculadores, abusadores, avaros y llenos de lástima por nosotros mismos.
- Tratábamos de engañarnos a nosotros mismos y a otros creyendo que éramos victimas inocentes de la enfermedad, que éramos personas muy buenas sobre las cuales había caído esa desgracia.
- Éramos antagonistas a creer en un PODER SUPERIOR. ESTE ES EL ORIGEN VERDADERO DE NUESTRO MAL.
- No aceptábamos ordenes de nadie.
- Rehusábamos encarar lo que éramos. Lo ocultábamos tan bien que verdaderamente ni nosotros mismos lo sabíamos.
8. Pretendíamos buscar ayuda y rehusábamos la que nos ofrecían... Estábamos determinados a hacerlo todo por nosotros mismos.
- Sentíamos que éramos superiores a todo el mundo, cuando en realidad sólo estábamos escondiendo un profundo complejo de inferioridad o digamos tratando de ocultarlo.
- Debido a nuestro extremado egoísmo no podríamos sentir ningún sentimiento humano.
- No había nada malo en nuestras mentes, excepto que nuestra inteligencia era anulada por nuestras emociones.
En relación a este punto deseamos decir de su secreto. Nuestra inteligencia nunca fue dañada. Podíamos hacer cualquier trabajo por difícil que fuera, aún en estados paranoicos, fuerte depresión o tormentos emocionales -SI ESTÁBAMOS OBLIGADOS A HACERLO-. Muchos de nosotros hemos sido disculpados por nuestros errores porque estábamos ”fuera de control”. Permítanos decirles que sabíamos perfectamente lo que estaba sucediendo y que sólo estábamos exhibiendo nuestro mal temperamento en la forma de una rabieta de niño. Deseamos aclarar, en caso que seamos mal entendidos, que la enfermedad es real, es extremadamente dolorosa, es una enfermedad.
La persona no puede evitar lo que hace y verdaderamente necesita ayuda. Pero no estamos diciendo que esta “loco”. Él sabe lo que está ocurriendo a su alrededor, es más, algunas veces lo sabe mejor que quienes lo están observando. Es astuto y trata por todos los medios de obtener lo que quiere.
12. Nosotros negamos o tratamos de negar todas las leyes que no nos convenían, y pocas eran las que considerábamos que nos convenían. Estas leyes incluyen las leyes físicas lo mismo que las espirituales. ¿Cómo podríamos sentirnos felices cuando no aceptábamos ni los acontecimientos naturales que ocurrían a nuestro alrededor, tales como la lluvia, mucho menos las leyes espirituales, tales como “Ama a tu prójimo”?
13. Tratábamos de culpar de nuestra enfermedad a otras personas y situaciones y casi logramos convencernos nosotros mismos de que era verdad.
14. Sentíamos envidia, resentimiento, odio y mirábamos de menos a las demás personas. No nos digan que no lo hacíamos, LO HICIMOS.