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☻BIOGRAFÍAS☻: ANA DE MENDOZA, la Princesa de Éboli
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De: frank2 (Mensaje original) |
Enviado: 08/03/2010 15:26 |
Ana de Mendoza de la Cerda
Ana de Mendoza de la Cerda, princesa de Éboli, (Cifuentes, Guadalajara, 29 de junio de 1540 – Pastrana, 2 de febrero de 1592) fue una aristócrata española.
Doña Ana pertenecía a una de las familias castellanas más poderosas de la época: los Mendoza. Hija única del matrimonio entre don Diego Hurtado de Mendoza y de la Cerda, virrey de Aragón y también de Cataluña, y doña Catalina de Silva, se casó a la edad de doce años con Ruy Gómez de Silva, por recomendación del príncipe Felipe, futuro Felipe II; su marido era príncipe de Éboli (ciudad ubicada en el Reino de Nápoles) y ministro del rey.
Fue una de las mujeres de más talento de su época, y aunque perdió un ojo a causa de un entrenamiento de esgrima, se la estimaba como una de las damas más hermosas de la corte española. Quizá no fuese tuerta sino bizca, aunque hay pocos datos que mencionen dicho defecto físico. En cualquier caso, su defecto no restaba belleza a su rostro.
Matrimonio e hijos
Durante el periodo de su matrimonio la vida de Ana fue estable y no se le conocen andanzas ni problemas. Tuvieron diez hijos.
Solicitó junto con su marido dos conventos de carmelitas en Pastrana. Entorpeció los trabajos porque quería que se construyesen según sus dictados, provocando así numerosos conflictos con Teresa de Jesús, fundadora de las Carmelitas descalzas. Ruy Gómez de Silva puso paz, pero cuando este murió volvieron los problemas, ya que la princesa quería ser monja y que todas sus criadas también lo fueran. Le fue concedido a regañadientes por Teresa de Jesús y se la ubicó en una celda austera. Pronto se cansó de esta celda y se fue a una casa ubicada en el huerto del convento con sus criadas. Allí tendría armarios para guardar sus lujosos vestidos y sus joyas, además de tener comunicación directa con la calle, pudiendo salir a voluntad. Ante esto, por mandato de Teresa, todas las monjas se fueron del convento y abandonaron Pastrana, dejando sola a Ana. Ésta volvió de nuevo a su palacio de Madrid.
Tras la muerte de Ruy Gómez de Silva
Tras la repentina muerte de Ruy Gómez de Silva en 1573, Ana se vio obligada a disponer de un amplio patrimonio y durante el resto de su vida tuvo una existencia problemática.
La corte de Felipe II y sus intrigas
Debido a su alta posición, mantenía relaciones cercanas con el rey Felipe II, lo que animó a varios a catalogarla como amante del rey. Lo que sí parece seguro es que, una vez viuda (1573) sostuvo relaciones con Antonio Pérez, secretario del rey. Parece probable, junto a la posible revelación de la relación amorosa entre Ana y Antonio Pérez, también la existencia de otros motivos, como una intriga compleja de ambos acerca de la sucesión al trono vacante de Portugal.
El encierro
La princesa fue encerrada por Felipe II en 1579 y trasladada en 1581 a su Palacio Ducal de Pastrana, donde morirá atendida por su hija menor Ana de Silva y tres criadas. Es muy conocido en dicho palacio el balcón enrejado que da a la plaza de la Hora, donde se asomaba la princesa melancólica. Tras la fuga de Antonio Pérez a Aragón en 1590, Felipe II mandó poner rejas en puertas y ventanas del Palacio Ducal.
Es curioso que mientras la actitud de Felipe hacia Ana era dura y desproporcionada, siempre protegió y cuidó de los hijos de ésta y su antiguo amigo Ruy.
Falleció en dicha localidad en 1592. Ana y Ruy están enterrados juntos en la Colegiata de Pastrana.
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