Distante distancia...dejame salir a tu encuentro, dejame ser el primero que te de alcance, se que esta vez, es diferente, y que no son, las mismas circunstancias. ¿Como vivir eternamente desamparado si para esa ausencia no existe cobijo y se vislumbra tan solo su castigo?. Pero la pobreza de espiritu o de esperanza en las cosas, hace que el menguar de la luz siga progresivamente tiñendo de luto las calles y oscureciendo las tardes, hasta que el pauperrimo claror de la Luna es el unico que le da sentido al soñar antes de acostarse.Para cuando llegue a encontrar a esa distancia, siempre sera la misma, por mucho que sonria su boca o frunza el ceño si la expresion fuera de extrañada. Aun asi, la posibilidad, si lo es, si es tan fiera como la pintan y aún siendo rara y escasa, en la cabeza reverbera continuamente, y se multiplica como panes y peces, hasta hacerla cordillera de millones de granos de arena, y se emociona desde el poema pendiente, ese que sigue sin ser escrito, hasta la brecha por donde entran y salen los sentidos que escupe un alma deseperada. Pero me resisto, no se que tiene esta lucha encarnizada, que moja la polvora en los cañones y tan solo hablan en ella de fogueo las balas, en la que poco profundas son las trincheras, que dejan a la vista los ojos para seguir ofreciendo un fuego cruzado de miradas. ¿Para cuando una tregua o bandera blanca, una negociacion pactada que use el cero como el comienzo desde la nada?. Todavia, no se conocen entre ellas, y ellos ignoran esas distancias, alguien recorta una silueta a mano alzada, sin pulso y la coloca junto a su almohada, y alli, nadie se inmuta, nadie pregunta, ni respira por miedo a aspirar cieno que tapone y embalsame su corazon y sus entrañas, nadie se mueve, pues la tenebrosa tristeza aguarda cualquier despiste para meterse desnuda en la cama. Y la noche, lastima de esa noche, avanza, y la luz, se deja llevar, y deja a su paso un reguero de flores, la estela de un errante cometa o el descansar de mil luciernagas, y sigue tiñendo de mas luto, conforme las horas pasan, y ahora, la penumbra mas absoluta, invade la estancia, pero se escuchan pasos descalzos de ropa que llaman a la puerta, aunque esta, está cerrada. Y se oye, alguien sigiloso susurra nada, pero al despertar, se saborea aún en la lengua ese sabor de chocolate de quien estuvo, paso por encima... casi sin tocarla.
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