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Madrid, 18 de mayo de 1801. Diesiseis toros se lidiaban aquel día desde la mañana hasta la puesta de sol. Aquella cogida espeluznante no sólo cabaó con la cogida de Pepe-Hillo, también estuvo a punto de finiquitar el toreo moderno. Fue la primera de una racha de desgracias que motivó que las corridas y novlladas fueran prohubidas en España en 1805. Ñas volvió a autorizar el rey José I Bonaparte en 1810 durante la Guerra de la Independenci. La lidia entretenía a la población y el ganado totrado servía de avituallamiento.
La discusión sobre si la tauromaquia es un arte sigue siendo enconada. Lo que es indiscutible es que el toreo ha seducido a los artistas y que el toro fascina al hombre desde tiempos remotos: divinidad violenta y erotica en los sacrificios religiosos vinculados a la fecundidad, verdugo y victima en los espectaculos circenses que las legiones romanas exportaron a Hispania y precedentes de las corridas actuales, donde el cosoevoca un mandala o círculo mágico.
Debe de analizarse la trascendencia cultural del toro y la lidia desde que hace 17.000 años las cuevas de Lascaux (Francia )fuesen deciradas con imponentes Uros policromados , bóvidos salvajes ya extinguidos de los que desciende el toro bravo. Existe una vacija iraní fechada hacia el 1200 a. C. y un fresco pompeyano del siglo I, que nos muestran escenas de festejos con los toros
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