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Ven a mi lado mujer,a sentir la brisa de la montaña
Silenciosamente escuchemos su frescura y amémonos, que la vida es solo un segundo, es un parpadeo universal. Unamos nuestros sedientos labios.
Imaginemos , como adultos pensantes que la vida llega y desaparece, jamás aparece de nuevo, se va en la barca de Aqueronte y no regresará. Va más allá del tiempo.
Solo sigamos besándonos, gocemos el momento, alegrémonos y sollocemos, somos agua que viaja, entonces, gocemos silenciosamente el parpadeo humano.
Sin promesas ni rencores, ni peleas que alteren la voz, ni cielos que destruyan hogares. Amemos silenciosamente, pensando en lo bueno, Intercambiemos besos, ternuras, miradas sinceras. Pero sigamos gozando la brisa de la montaña, y disfrutémosla plenamente.
Solo el sentir el respiro de la naturaleza en la cumbre de la montaña milenaria, de solo olerlo se encuentra la vida placentera.
En todo momento, mantengamos el beso, juguemos al amor puro de niños inocentes y que nos envuelva la brisa del creador.
Calmemos el llanto y avivemos la alegría aspirando sorbos puros del aliento de Dios, como en el cáliz de plata de la cena sagrada.
La vida es el pálido reflejo de la mariposa breve, el beso y el amor son solo instantes universales. Pero esos instantes volubles, pesarán en el alma de los exiliados del amor.
Ven a mi lado, mujer, a sentir la brisa de la montaña. Silenciosamente escuchemos su frescura y amémonos que la vida es solo un segundo, es un parpadeo universal. Unamos nuestros sedientos labios.
El amor es invisible, y entra y sale por do quiera, sin que nadie le pida cuenta de sus hechos. Cervantes
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