Corría el año 1812 en Cádiz cuando fue jurada la primera constitución española. Importantísimo hito, ya que desde ese momento se puede hablar de España como nación. A los dos años de este gran esfuerzo (como siempre pasa en España) el monarca absolutista y conspirador Fernando VII "el patillas" abolió esta carta magna ayudado de nuestros queridos galovecinos "los cien mil y pico hijos de San Luis" o sea; el ejercito francés. El monarca, además de suspender su vigencia, por sus reales partes dictó prohibición de mención alguna al grito de guerra (o mejor dicho, de paz) de los liberales !VIVA LA CONSTITUCIÓN! considerándolo subversivo. Pero en este país -para reales partes,!las nuestras!-. Basta que nos "prohíban" algo para que se ponga en marcha el mecanismo de la picaresca que tan bien engrasado tenemos (léase el lazarillo de Tormes, el buscón don Pablo o Torrente, el brazo tonto de la ley). Aquel día del juramento de la Constitución fue un 19 de Marzo, festividad de San José, así es que esta piel de toro, tan dada a los refranes y a los motes le aplicó el Nick de "La Pepa" (diminutivo de Josefa), así fue como el pueblo llano, agudo y sobresdrújulo burlaba la real ordenanza al grito de !VIVA LA PEPA!.
Lejos de aquel objetivo inicial de subversiva rebeldía y lucha por lo que significaba para nuestra identidad nacional hoy aplicamos la frase para referirnos a toda situación de desbarajuste, despreocupación y pasotismo. Nunca mejor su actualizada acepción para referir nuestra laxa actitud frente a la realidad política y social actual.
Hoy, deberíamos hacer nuestras y defender con los dientes si hiciera falta las palabras de Voltaire: "No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defendería hasta la muerte tu derecho a decirlo". Que de lo otro, ya tenemos experiencia.