En 1931, el destacado escritor español Federico García Lorca escribió una tragedia dividida en tres actos a la que tituló “Bodas de sangre”. Esta obra fue estrenada en un teatro madrileño el 8 de marzo de 1933 y, en 1981, fue llevada a la gran pantalla.
Trailer de la película Bodas de sangre, de Carlos Saura. Una combinación de teatro, cine y danza en la que Antonio Gades y su grupo bailan la tragedia poética de Federico García Lorca.
A lo largo de esta dramática historia construida a partir de un hecho real que sucedió en Almería y llegó a oídos del autor a través de una noticia publicada en un periódico, García Lorca ofrece, mediante una importante dosis de lirismo y elementos simbólicos que anuncian la tragedia, un mundo de pasiones sombrías, celos, persecuciones y deseos frustrados donde el amor es la única fuerza capaz de vencer a la muerte.
En este contexto, “Bodas de sangre” deja al descubierto un conflicto entre dos familias: la de los Félix y la de Leonardo, quien todavía está enamorado de su ex novia, una mujer que, tras haber estado a su lado durante tres años, estaba a punto de contraer matrimonio con otro hombre.
En algún punto, puede decirse que Leonardo consigue su objetivo ya que, pese a que su antiguo amor es ahora una mujer casada, logra que ella se escape junto a él para hacer realidad su sueño de estar juntos. Sin embargo, el novio los persigue por el bosque y, cuando los encuentra, comienza a luchar con Leonardo por el amor de una misma mujer. ¿El resultado? Un final teñido de sangre que dejó a los dos hombres muertos y a la novia, viuda.
Ante esta situación, la sobreviviente de esta dramática historia de amores no correspondidos, convencida de que ya no tiene ningún motivo para continuar con vida, visita a la madre del novio para pedirle que la mate, pero ella desatiende el pedido porque la muerte de su hijo la ha dejado sin fuerzas ni ganas de actuar.
Fue asesinado Federico Garcia Lorca la madrugada del 18 al 19 de agosto de 1936.
Hay que olvidar los odios pero hay que acordarse de los hechos para evitar caer en los mismos errores históricos.
Los franquistas siempre quisieron ocultar el crimen, entre ellos el nacionalista gaditano José María Pemán, que apuntó en ABC, 1948 que no habían sido falangistas, sino que fueron un puñado de criminales los autores de la muerte del poeta, también apuntaros hacia su supuesta homosexualidad, como móvil de su asesinato, para de alguna manera distraer la atención de las causas reales. Recuérdese que los directores de periódicos eran nombrados por el régimen según la Ley de Prensa de 1938. Ya que el gobierno controlaba de la información que se publicaba en prensa, con la censura y consignas, para evitar cualquier disidencia u opinión adversa de la situación real de España de posguerra, ya que tenía mucho que ocultar.
I EL CRIMEN
Se le vio, caminando entre fusiles por una calle larga, salir al campo frío, aún con estrellas, de la madrugada. Mataron a Federico cuando la luz asomaba. El pelotón de verdugos no osó mirarle a la cara. Todos cerraron los ojos; rezaron: ¡ni Dios te salva! Muerto cayó Federico —sangre en la frente y plomo en las entrañas—. ... Que fue en Granada el crimen sabed —¡pobre Granada!—, ¡en su Granada!.