Ingenuo corazón, que tanto has sufrido, sonrío ahora al sentirte contento.
Haces bien en dejar atrás el sordo silbido del miedo y la tristeza.
En tu ingenuidad, creíste todo aquello que iba adornado de halagos y fantasía.
Pero a tiempo te has dado cuenta, de las falsas promesas que escondían aquellas palabras huecas y vacías.
Quiero verte corazón como un jardín, donde broten las ramas de las más bellas flores con vivos colores, que tus lágrimas sean ahora los pétalos de la más perfumada rosa roja de la pasión.
Vive, canta, baila y recibe en tu cara la radiante luz del sol cada mañana, vístete con colores de alegría, dando gracias a la vida que es tan bella y agradecida.