
Brillante luz que me acorrala, me impone y me aparta de este instante, lugar y alma.
No puedo negarme por ser quien guía mi corazón, y aunque solo dice ahora, es suficiente razón.
Debería dejarla a su suerte, a la de otra ocasión, porque debo estar ausente a pesar de su atracción.
Pero su voz suena a lo lejos, insiste sobre mí, y consciente de su único testigo no se vence hasta decir: “Si me dejas morir, morirás conmigo”.


|