
No hay luz que ilumine, no hay estrella que brille, hoy no hay paz, ni calma, no hay vida ni muerte.
Solo rosas que ennegrecen, solo espinas que retuercen, hoy solo lluvia que desgarra el corazón del teniente.
Tierra y mar separados, Tierra y cielo enlazados, y zarpa el barco, dos almas en sus manos.
Ausente en su ausencia, presente en su tragedia, y vuelve en sí, despierta, y está en paz con ella.


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