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Tú te fuiste y me dejaste encerrado en un infierno el divorcio, y mil papeles y una pila de recuerdos.
Desde entonces, no he encontrado una buena explicación. Aún no sé por qué te fuiste pero empieza a estar mejor.
Pero lo que más me duele es que al irte de mi lado te has llevado hasta los clavos no dejaste ni el quinqué.
Y ahora yo quiero que me devuelvas mi montura y mi caballo, mi machete, y mi rosario, mi jarrito para el café.
Y ahora yo quiero que me devuelvas el retrato de mi abuela, mi cotorra Magdalena, y mi juego de ajedrez.
Y ahora quiero que me devuelvas mis cassettes, mis cacharros, mi perro, el chivo y el gato, y el requinto que encontré.
Y ahora quiero que me devuelvas mi aguardiente colombiano, mi pasaporte australiano, y mi reloj de pared.
Pero lo que más me duele es que al irte de mi lado te has llevado hasta el armario no dejaste ni el quinqué.
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