Vibran bordones de guitarra
al albur de un florecer
de negros colores en mate,
asomando a una luna distante.
Tañen primas sonoros salmos,
añoranza de un futuro lejano
que se pierde en un pasado
ajado por vientos del norte.
El corazón solitario sueña
paisajes de tintes difusos
que serpentean en la bruma
de una lejanía equidistante
Susurran palabras intangibles
entes ocultos en la espesura,
se murmuran gemidos tristes
en oidos que acechan anhelantes.
Sinfonía del querer en eco sordo
trasmutando de la dicha al dolor
en notas amortiguadas discordantes
sirviendo de epitafio silencioso.
Se abren los corazones al amor
y fallecen en el intento de exhalar
el hálito que mana de otras bocas
que nos hacen objeto de discordia.
Fulminantes miradas asesinan
sentimientos que acarician la piel,
pérfidos trovadores de un nirvana
sentencian al mortal al sufrimiento.
Se agitan al sutil viento las cañas
mientras el agua serpentea infeliz
en busca de un simple subterfugio
que acoga la humedad que la empapa.
Sueñan las guitarras sueños de Agosto
en veranos por tristeza anegadas
mientras los sones de las emociones
atoran beligerantes mis entrañas.
En una tarde azul despierto soñé,
quedé desnudo ante la eternidad,
náufrago de un velero sin rumbo
perdido en lo funesto del deseo.
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