En una callejuela de París, a la medianoche, los que piensan que todo pasado fue mejor, pueden derribar la barrera del tiempo y lograr la experiencia de vivir en la época que anhelan.
Woddy Allen nos entrega nuevamente una deliciosa comedia en la que despliega, como siempre, su gran talento y su singular humor, para reflejarse una vez más a sí mismo, por medio de esta nueva película.
Este famoso cineasta, ha tenido la oportunidad de mostrarse desde distintos ángulos a través de sus numerosos trabajos y esa sinceridad lo ha llevado al éxito.
Sus películas son únicas e irrepetibles porque tienen su estilo y producen el fenómeno de impulsar a actores famosos a querer formar parte de ellas ganando incluso mucho menos de lo habitual, aunque sea para hacer un papel pequeño. Porque trabajar para él significa ingresar a la historia del cine y perpetuarse en el tiempo, ya que sus trabajos se transforman en pequeñas pero grandes obras clásicas.
Sus personajes sufren sus mismos miedos, se dejan llevar por sus mismas pasiones y luego piden disculpas, son indecisos, conflictuados, enamoradizos, escépticos e incapaces de comprometerse con sus afectos.
Por eso el protagonista, en este caso, se atreve a soñar quimeras, para evadirse de una realidad que no acepta porque no le gusta.
En esta película se trata de un escritor que huye de la vida que él mismo eligió y se refugia en la fantasía de viajar en el tiempo para volver a los años veinte, convencido de que ese momento fue el mejor.
Se encuentra con famosos escritores y artistas de esa época y con una bella mujer que también como él, por no sentirse feliz con su vida en los años veinte, añora vivir en otro pasado, el de la “belle epoque”.
Hoy como ayer, a muchos no les gusta ni su presente ni su futuro y viven añorando el pasado, sin saber que también ayer luchaban por las mismas cosas, sufrían las mismas frustraciones y renegaban de la vida como ahora.
No saben que todo resulta difícil en cualquier época si no se logran adaptar adecuadamente y si no se atreven a ser auténticos, porque siempre existirán amores malogrados, empresas fracasadas, relaciones difíciles y esperanzas perdidas para aquellos que esperan demasiado de la realidad pero que no se comprometen.
La vida es igual siempre, en todos los tiempos y lugares, porque los problemas humanos son atemporales y han ocurrido, ocurren y seguirán ocurriendo, y que serán más difíciles si niegan la realidad y si no cambian porque se sienten cómodos. Porque el entorno propicio lo hacemos nosotros cuando estamos dispuestos a encarar la vida aunque duela.
Tener todo en esta vida, incluso el éxito, no es suficiente, porque si para conseguirlo tienen que vender el alma, quedará un vacío insoportable que perdurará siempre y que es peor que la muerte.
El protagonista aprende de grandes escritores de ayer, que hacer las cosas con el corazón, con coraje y sin miedo a la pérdida, es lo que permite salir de la mediocridad, hace que la vida sea digna de ser vivida y es lo único que logra vencer el miedo a la muerte.
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