
Tantos días ausente
y llega de repente
golpeando mis párpados
con premura y algarabía,
sustrayéndome del sueño.
Con bisbiseos inconexos
flagela mi memoria
y me apremia a fraguar un poema
que renuente me esquiva.
Mas la Inspiración, tornadiza,
cascabeleando me incita
a poner en orden la mezcolanza de versos
que, en mis sentidos, cual tesoro, depositó.
Y me promete, saltarina,
aleteando sus alas ambarinas,
que, una vez trenzadas cada letra
con hilvanes de rima, ella vendrá
con su aura prodigiosa y pondrá
el punto final a mi poesía.