Anoche me tocó conducir bajo un intenso manto de lluvia.
En la calidez interior del vehículo con la radio puesta y el volumen no muy alto, pude disfrutar de "una travesía lenta y maravillosa"...
Conozco el refrán que dice que "Nunca llueve a gusto de todos" y lo entiendo...
...-Pero no fue el caso-.
Afortunadamente refugiado del frío y de mojarme, podía ver "metida en la burbuja" de cristal del vehículo, esa incesante lluvia y escuchar el sonido que producía al caer sobre el techo y el capó. Me sentí como una niño, al cruzar por un puente encharcado, y al pasar por debajo de otro, por donde destilaba un caudaloso chorro de agua. Un acontecimiento tan natural, me pareció una aventura inesperada y gratificante. -¿Cómo te diría? ...
-Lo consideré un regalo -algo tan simple- pero tan rico a la vez- ...
¡Que he querido compartirlo contigo!.
-¿Por qué será que en estas circunstancias, cualquier balada de amor que escuches por la radio nos parece tan significativa...? ¿Te ha pasado?...¿O es que soy un bicho raro y me sucede a mí solo?... (Uhm... Mejor no me digas...)
Parece que con la lluvia nos embarga la nostalgia y nos volvemos algo más "¿ñoños?"... Sea como sea se me ha ocurrido "algo diferentes y sobre-dimensionado" bajo el mágico efecto de la lluvia.
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