
La vida nos somete a grandes presiones para que amasemos y concentremos fuerzas y energías. ¿Qué seríamos capaces de hacer en la dispersión? De igual modo, ante el obstáculo nos concentramos, nos recogemos en nosotros mismos, damos un paso atrás… y después ¡saltamos! Los obstáculos sólo se oponen a nosotros aparentemente. Los obstáculos están ahí para que los superemos y nos hagamos más fuertes. Aquél que reclama espacio y libertad se debilita. El espacio y la libertad sólo pueden venir después de muchas molestias. Cuando somos comprimidos en los planos físico y astral, nuestro espíritu se regocija porque las posibilidades de manifestar su poder sobre la materia por fin le son concedidas.

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