
Soñar. Se sueña tanto y tantas cosas. Sueñas que existes, sueñas con sueños, con ideas que quizás, no existen. El sol dibuja sueños que se tornan irisolados entre nubes y estrellas. Y sigues soñando. Y te das cuenta un día que sueñas despierta, que los sueños se convierten en tus compañeros de viaje, que surcan mares de complicadas abstracciones, de complicados subterfugios que superar.
Les abres un hueco y permites que ronden el alma, obsequiándoles con una sonrisa cada vez que te miran, pero en el fondo, sabes que sólo son sueños y que la vida es mucho más que sueños, que son realidades, realidades que puedes tocar, desde el corazón del mismo sueño.
¡Ehhh, sueño! ¡No salgas del sueño! ¡Que si sales, ya no serás un anhelo! Pero el dormilón es independiente y se hace el remolón. Quiere ser libre, como todos y tú que amas el sueño has de dejarle partir. Permitir que aterrice en otro subconsciente, en otra mente y ver como allí se desarrolla y sueñan ese vaivén de sensaciones.
Pero cuando te has desprendido de ese sueño, te percatas de que has de buscarte otro, porque un alma sin sueños se desprende del infinito para caer en la nada. Pero el nuevo ha de ser real. No vale con que la imaginación juegue volando con mariposas y colores, no vale con esperar a que surja lo que se anhela como en un espejo.... Algo válido, real, algo que pueda salir con el trabajo y el esfuerzo del día a día, que posea la esperanza de un futuro y que pueda convertirse en una realidad...
Sueños inconstantes espiaban noches envueltas en vigilia desesperada. Noches de rocío y luna estrellada que desde el balcón se observaban, se esfumaron en sueños de cama y de completo sosiego despertando en relajamiento por la mañana. No hay sueños despierta, los que sueñan, son los de un chiquillo al que de vez en cuando velas. Velar por él, por que encuentre lo que anhela. ¿Y mis sueños? ¿Dónde quedan? No pides, no exiges, no buscas, no persigues....
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Encontrar nuevos sueños,
tiene que buscar el alma. Espiar consecuencias, anhelar suspiros y sentir que vuelves a subir al cielo. Sueños reales comportantes de amores retornando búsquedas suaves y estrelladas.

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