
Lavanda descarada, que te contoneas con el viento. De cuna, el salero de bailarinas moradas cuyo olor en aroma desparrama.
Ea, ea, se mece, atrapando en cada vaivén, viajeras melancolías de dulces mieles en abejas rozando pétalos, la piel.
Te roban para captar tu esencia, en bolas, perfumes y colonias, olor a limpio de tierno tacto acariciando tu corola, mi mano.

|