Mi noche solitaria se ilumina
esparcido en mi oxigeno, tu aroma
en la perenne calma ya se asoma
ese fulgor de ti, que contamina.
Avivando la hoguera que crepita
llega el dulce cantar de ruiseñores
del rosa del amor los hacedores
complicidad de almas, se suscita.
Dulzura en esta miel que es exquisita
ofrenda de placeres prominentes
destino a ti estos besos, recurrentes
en mezcla sigilosa y favorita.
Como un dulce panal yo te preciso
en mágica espesura de mi cielo
fraguando con tu amor el terciopelo
bendigo ya el placer, del magno hechizo.