Cualquiera está expuesto a sufrir un trauma; ya sea debido a un accidente, un asalto, una catástrofe natural, torturas, etc.; o sea experiencias que ponen en peligro la vida.
Estos momentos de gran sufrimiento pueden permanecer en la memoria largos años y producir trastornos emocionales serios.
El estrés post traumático puede llegar a ser un gran obstáculo en la vida de una persona y es de difícil tratamiento.
Este trastorno puede quedar oculto detrás de otros síntomas como la depresión y la angustia y revelarse después de mucho tiempo de psicoterapia.
En 1996, el equipo de profesinales liderado por el psiquiatra Arieh Shalev del Hospital de la Universidad Hadaza de Jarusalem, demostró que los medicamentos que suelen administrarse a estos pacientes, como los antidepresivos o los que contienen benzodiacepinas, utilizados en forma frecuente para el insomnio, las tendencias de suicidio y los ataques de ansiedad; no son apropiados para tratar el estrés post traumático; y que a largo plazo incluso pueden agravar el cuadro.
Lamentablemente por ahora, no existe ningún medicamente realmente útil para mejorar este trastorno.
El psiquiatra Roger Pitman, de la Universidad de Harvard, comprobó que los beta bloqueantes que se recetan para la hipertensión y la taquicardia, resultan eficaces a algunas personas para mejorar su ansiedad a largo plazo, si se los administra horas después de haber ocurrido el episodio traumático y se continúa su aplicación durante una semana; y en cuanto a la terapia cognitiva, puede mejorar los síntomas pero no llega a curar este trastrno.
Los métodos psicoterapéuticos más efectivos consisten en tratar de que la víctima rememore el trauma expresándolo verbalmente o por escrito, mientras al mismo tiempo expresa emocionalmente todo su dolor, generalmente a través del llanto.
La terapia por Internet, que se ha desarrollado en los Países Bajos, se basa en esta técnica, mediante la cual el paciente on-line y por escrito tiene oportunidad de hablar del suceso que lo afecta utilizando el correo electrónico, cuando su experiencia traumática es consciente y no está enmascarada por otros síntomas.
La psicóloga Christine Knaevelsrud del Centro Berlinés para las víctimas de torturas, ofrece este tratamiento on-line, en el que solicita al paciente que describa el suceso traumático que lo perturba cuatro veces, lo que permite que vaya surgiendo lo esencial que es lo que generalmente estas personas tratan de eludir por la angustia que les provoca.
El psicólogo Alfred Lange, de la Universidad de Amsterdam, practica este método con algunas variantes. En primer lugar el paciente tiene que describir su trauma por escrito, posteriormente debe escribir una carta por correo electrónico a un amigo imaginario que supuestamente ha vivido una experiencia similar; y finalmente escribir, si es necesario, una despedida a los muertos habidos en el hecho, a los padres de los muertos, al responsable de las muertes o a él mismo; técnica que ayuda a incorporar lo vivido a la biografía y a seguir viviendo con lo sucedido.
Algunos de estos pacientes tienen sentimientos irracionales de culpa y vergüenza, aunque ellos no hayan hecho nada para provocar los sucesos.
Esta forma de terapia puede contribuir a eliminar o al menos mitigar sus pensamientos autodestructivos y a cambiarlos por otros más sanos.
Sin embargo, algunos investigadores opinan que suele ser contraproducente que una persona reciba un tratamiento en forma inmediata y que en cambio puede ser suficiente para la mayoría, la simple aplicación de medidas de apoyo generales.
Fuente: “Mente y Cerebro”; No.50/2012; “Punto final al trauma”; Nikolas Westerhoff y Ulrich Frommberger.