En 1988 se descubrió que en los cordones umbilicales de los recién nacidos existe gran cantidad de células madres, que tienen la capacidad de dar origen a cualquier tejido, cuyo procedimiento para obtenerlas es menos complejo que el que exige extraerlas de la médula ósea.
Este notable hallazgo tiene implicancias significativas y prometedoras en las consecuencias psicológicas y sociales que producen tanto las enfermedades discapacitantes y degenerativas como las malformaciones de nacimiento, que antes no tenían tratamiento.
Actualmente, el trasplante de estas células es útil para el tratamiento de enfermedades oncológicas de la sangre, en déficits inmunológicos y para las malformaciones de nacimiento, como en el caso del labio leporino.
Nacer con labio leporino representa un largo proceso que además de incluir ortodoncia, fonoaudiología y cirugía de nariz, puede durar muchos años y puede ser muy traumático.
El Dr. Claudio Chillik, presidente de la Cámara de Bancos Privados de Células Madres de Cordón, cita el caso de un niño nacido con labio leporino, al que se le inyectaron células madre en la parte derecha del maxilar, logrando obtener la regeneración del hueso y el posterior desarrollo de un germen dentario en un lugar donde no existía.
La ventaja de este procedimiento además, es que se pueden evitar las complicaciones por rechazo y que la cicatrización de la operación es más rápida.
Niños con leucemia han podido ser tratados con células madres de sus hermanos nacidos con posterioridad. En este caso se plantea el problema ético que nos hace cuestionar hasta qué punto es aceptable tener otro hijo para salvar a su hermano enfermo y en qué medida esa circunstancia puede incidir en el equilibrio psicológico futuro, tanto en el niño receptor como en el dador,
No obstante, las células madres representan una gran esperanza para la curación de muchas enfermedades, incluso para la regeneración de órganos de reemplazo.
En lo que más se piensa a breve plazo es en su aplicación en ingeniería de los tejidos para reemplazar cartílago o hueso; pero también pueden llegar a tratarse enfermedades metabólicas como la diabetes o las alteraciones hepáticas.
En algunos países se está aplicando esta técnica en forma experimental para reparar lo daños que producen los infartos de corazón y también en ciertas enfermedades del sistema nervioso.
En Argentina hay bancos públicos donde se preservan células provenientes de donantes para trasplante de médula; y bancos privados donde guardan las células de los cordones umbilicales de los recién nacidos para su eventual uso propio o de un familiar compatible.
Sin embargo, existen regulaciones oficiales que generan controversias, porque obligarían a la persona que puede guardar su sangre, a ser donante universal y no reservar su cordón umbilical eventualmente para sí mismo o para sus familiares, si no existen indicaciones médicas que lo justifiquen.
De esta forma las células madres estarían disponibles para ser utilizadas para trasplantar al individuo que lo necesite, ya que son muchos los que las necesitan y no pueden acceder a un trasplante por falta de donantes compatibles.
El Director del Registro Nacional de Donantes de Células Progenitoras Hematopoyéticas, aclara que desde la Resolución 069/09 de abril 2009, las células madres de la sangre placentaria son colectadas y criopreservadas y serán incorporadas al Registro Nacional y a la red internacional Bone Marrow Donors Worldwide.
Fuente: LNR; “Tesoros de Vida”; Luján Moyano, 01/2010.