La psicología occidental aborda la psicoterapia desde distintos niveles, según la orientación terapéutica que tenga el psicólogo, aunque una psicología integrada debería utilizar todos los recursos que le ofrece cada una de esas doctrinas.

Las terapias a nivel del ego consideran que los problemas psicológicos son el resultado del conflicto en la comunicación de los procesos conscientes e inconscientes de la psique y de la división entre la persona y la sombra, de cualquier forma que se conciba esta última.

Según Putney, S.; y Putney, G.; si la autoimagen de una persona cambia y se torna inexacta, se puede producir un trastorno psicológico, de modo que si se logra restablecer la imagen del sí mismo en forma precisa y aceptable o sea una representación mental más o menos correcta de la totalidad de su organismo psicofísico, el paciente puede curarse.

Las terapias a nivel existencial se ocupan de la realización del organismo psicofísico como una totalidad y su objetivo es llegar a Ser.

Estas terapias tratan que se produzca la extensión de la identidad a todos los aspectos del organismo total, o sea, ampliar los límites de lo que se acepta como sí mismo.

Los dualismos que tiene que enfrentar el sujeto son: ser para sí o ser para otro y el ser o la nada.

Las terapias existenciales además, se ocupan de las crisis que tiene que enfrentar el individuo y de sus potencialidades.

Estas terapias incluyen los enfoques teóricos de la escuela de la Gestalt, la Logoterapia, la Psicología Humanista y la Bioenergética, así como también técnicas de yoga y otras disciplinas que apuntan a la integración cuerpo mente.

Las terapias biosociales, que corresponden a los límites superiores del nivel existencial, se refieren a la influencia de las pautas culturales en el organismo en su totalidad.

Estas normas modelan la estructura del ego y los procesos de pensamiento, actuando como filtros de la realidad.

Estas terapias se ocupan de las formas en que esas pautas sociales, como el lenguaje y la lógica, deforman la realidad a un nivel de contexto social más profundo que el individual.

Las terapias transpersonales tratan los niveles de conciencia supra individuales, donde se encuentran las imágenes del inconsciente colectivo, o sea los arquetipos.

En estas terapias puede haber experiencias directas o sea, vivencias particularmente nítidas de los procesos del inconsciente colectivo, como las de los místicos; y la suspensión de todos los dualismos al lograr una perspectiva más amplia con la experiencia de la unidad cósmica. Es cuando el individuo se transforma en el testigo supra individual que puede observarse y observar, en forma creativamente desapegada, sin identificarse ni con la mente ni con el cuerpo.

Esta posición de testigo es la base de todas las prácticas de iniciación en el budismo.

El testigo del mundo abarca lo simbólico o lo mítico, lo poético, lo trascendente, lo milagroso, o sea, la trascendencia del tiempo y del espacio.

En cuanto a las terapias en el nivel de la mente, la diferencia principal entre los estados místicos menores del ser transpersonal y el verdadero estado místico que es la mente, es que en los estados místicos menores la persona puede ser testigo de la realidad pero en el verdadero estado místico que es la mente, la persona es la realidad.

En las terapias que apuntan al nivel del verdadero estado místico, se puede despertar a la realidad sin espacio y tiempo de la conciencia cósmica.

Las doctrinas que se dirigen a este nivel son el budismo mahayana, el taoísmo, el vedanta, el hinduismo, el sufismo y ciertas formas de misticismo cristiano.

Fuente: “Más allá del ego”; Maslow, Capra, Dass y otros.