Me siento al fondo, me apetece tomarme algo fumándome tranquila un cigarro y, como siempre, pensar. Si tuviera que contar a alguien lo que por mi cabeza pasa, no les interesaría, son mis cosas, pero quizá una sola persona me prestara atención. Yo de esa forma evitaría que quedara grabado en el subconsciente, ya que a veces los pensamientos ahogan.
En estos momentos soltaría una buena parrafada, diría que no me gusta la gente que se deja llevar por el correveidile, la gente que juzga al otro por el cotilleo de trastienda. Resumiendo, la gente manipulable. Hay intereses tan tontos detrás de las palabras...
El caso es que después nos gusta hablar de lo originales que somos, de nuestro carácter, de la personalidad; y ni siquiera eso lo hacemos nuestro. Zutanito tuvo novia, y esta le dijo que no hablara a menganita porque era tonta; y el tal zutanito se dedicó a evitarla. Menganito tiene un grupo muy majo de amistades, entres ellos tres cotillas muy simpáticas; se puede dirigir a zutanita, pero después, cuando llegue al corro, le abuchearán. ¿Cómo iba a quedar el tan mal?. Intelectualito a conocido a fulanita, le resulta agradable, la verdad, pero sabe que si se baja a hablar con ella, pierde prestigio entre sus admiradores, por eso siempre la evita.
Pero, ¡eso sí!, todos tenemos mucha personalidad. Además nunca nos atreveríamos a juzgar sin conocer. Si menganita se ocultara estaríamos encantados de entablar conversación con ella. Y...menganita es tan tonta que cuando quiere trato, se oculta.
Que cosas tan raras pueden acudir a la cabeza cuando se toma una un café en soledad. Mejor lo termino, pago, y me voy de compras. Ya están las prendas de temporada y quiero comprarme algo rosa.
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