Se pueden distinguir los afectos de las ideas y de las experiencias. Creemos que en la vida lo más importante del intelecto son las ideas y no es así, porque lo único que realmente importa son los afectos.
Cuando las ideas son importantes es porque involucran afectos y lo que conmueve el ánimo es la emoción.
Freud decía que los afectos son un modo de recordar un suceso inconsciente del pasado, y que no corresponden a una situación actual. Son huellas mnémicas configuradas filogenéticamente en forma universal y ontogenéticamente, de manera individual.
Si cuando tengo una discusión me ruborizo, sube mi presión sanguínea y mayor cantidad de sangre circula por mis músculos, es porque en el pasado de la humanidad fue una pelea física que provocaban esos cambios corporales.
El afecto es, por un lado un recuerdo psíquico y por otro una descarga somática y cada emoción es un movimiento vegetativo proveniente de una excitación nerviosa determinada filogenéticamente.
La neurosis proviene de haberse defendido de un afecto hacia alguien o de alguna situación que no se experimentó conscientemente por resultar demasiado dolorosa y fue desplazado sobre la representación de otras personas o situaciones. Como el caso Juanito que psicoanalizó Freud, que prefería odiar a los caballos antes que a su amado padre.
En las psicosis, para evitar un hecho penoso se cambia la imagen que se tiene de la realidad por otra alterada y sin juicio para poder descargar el afecto; por ejemplo una madre que pierde a su hijo acuna una muñeca.
Pero se puede enfermar también de otra forma, cuando el proceso se descarga en forma deformada y la conciencia no percibe una emoción sino un fenómeno somático, porque el significado afectivo de ese fenómeno permanece inconsciente.
Se puede considerar que toda enfermedad somática es una descomposición corporal patógena del afecto.
El corazón es el órgano más adecuado para representar emociones porque según el afecto que se está viviendo es su ritmo.
La angina de pecho y el infarto cardiaco representa simbólicamente que al intentar de evitar que surja un afecto nuevo el corazón se estrangula a sí mismo.
Un afecto nuevo es algo que no tiene nombre, o sea una ignominia.
La configuración del afecto denominado ignominia se caracteriza por ser:
1) insoportable e indignante
2) se toma a pecho porque exige inmediata solución
3) pero es un problema que no tiene solución
4) provoca sentimientos de culpa que no son ni propios ni ajenos.
5) la situación implica desprestigio social.
La ignominia se descarga con la enfermedad cardiaca y la muerte por infarto de miocardio significa la reacción a la ignominia que no se debe sentir ni vivir.
La persona vive atrapada en un dilema insoluble agravado por la pérdida del ánimo y de la ética que guiaba su vida
Por lo tanto, al no poder distinguir entre la responsabilidad y los sentimientos de culpa y para evitar sentir lo que no tiene nombre, o sea una ignominia, sufre un infarto, que es el colmo de la lástima a sí mismo.
Fuente: “¿Por qué enfermamos?”; Luis Chiozza.