
Son, de esas tardes apacibles
que transcurren sin darnos cuenta,
pero que nos colman de beneplácito
el poder vivirlas, al dejarnos
una especial sensación de lo grato
porque en sí, ya lo abarcan todo
con el fondo de su esencia, por los
momentos compartidos y sutilmente
sentidos en el disfrute de una dulce armonía
y placidez, en el regazo del tiempo.
|