¿Puede el amor a una pareja durar toda la vida? y si puede durar tanto tiempo ¿Cómo se hace?

Primero hay que analizar por qué las parejas se separan después de un corto tiempo de convivencia, después de haber creído ambos estar enamorados y no poder vivir el uno sin el otro.

El amor de pareja es una paradoja, porque exige que dos personas programadas genéticamente para ser totalmente diferentes, se atraigan mutuamente por ser distintas y después de la etapa de enamoramiento no puedan conciliar sus respectivos intereses.

Los celos representan uno de los principales motivos de desavenencias conyugales y están indicando baja autoestima y el convencimiento de que no se merecen ser amados.

El amor posesivo, que significa considerar al otro como la prolongación de uno mismo y no como alguien separado y libre, es otro de los problemas graves que puede afectar la relación.

Es difícil que las personas que aman sepan mantener la suficiente distancia con el otro como para no alienarse y dejar de ser él o ella misma.

El amor es la condición para ser feliz, dejar ser a la pareja y también ser uno mismo plenamente para desarrollar todo el potencial.

El enamoramiento dura poco, lo suficiente como para comenzar a conocer a fondo a alguien y crear un sentimiento más profundo que incluya ternura y afecto duradero.

La relación de pareja es un estado de ser, no una fuente de excitación sexual permanente, sino el calor del fuego lento que nunca se apaga, la pasión sincera hacia alguien en particular que solamente es significativo para nosotros y que se llega a convertir en parte de uno mismo.

La pareja es el compañero de ruta que nos acompañará en el viaje de la vida para hacerla más llevadera y completa y el vínculo que nos permite la oportunidad de tener la propia familia.

El amor dura siempre que se esté dispuesto a dar libertad al otro para ser quien es y no se pretenda cambiarlo por la persona que uno quiera que sea.

La relación de pareja no tiene que ser invasiva ni indiferente, sino recibir la atención necesaria y suficiente para que cada uno se pueda sentir cómodo y a la vez acompañado.

Elegir bien a la pareja es importante, porque es indispensable, además de la atracción necesaria, que ambos tengan los mismos objetivos.

Aprender a conocer a la gente ayuda a descartar personas que no se adecúan a los propios intereses.

El que sabe observar se da cuenta si su interlocutor es un ególatra, o una persona impulsiva que le cuesta controlarse o tal vez algo cínica o fría, o sin escrúpulos, que le gusta mirar a otras mujeres, que no es sincero o que se comporta como un avaro.

A veces, muchos creen que tienen que aferrarse a cualquiera, como si no tuvieran otra oportunidad, y tienen que pagar cara esa idea.

Todos tenemos la capacidad de intuir con bastante exactitud cómo es la persona que vemos por primera vez, sólo tenemos que dejarlo hablar, ver como se desenvuelve, saber a qué se dedica, si es soltero o separado y en qué condición se encuentra con su ex; si tiene hijos y cómo se comporta con ellos.

Aunque la mayoría se maneja con sus respectivas máscaras, no siempre pueden encubrir su yo verdadero y en algún momento se muestran tal cual son.

Siempre será mejor estar solo que mal acompañado, por eso es mejor ser cauteloso para involucrarse afectivamente sin razonar ni ver lo que no queremos ver; para evitar sufrir un desengaño amoroso tras otro.



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