Por la orilla de la playa,
caminando va una niña,
sus cabellos mece el viento,
la mirada, perdida.
Tez pálida, ojos claros,
delgada y fría,
¿Qué te pasa?
le pregunto,
se para y me mira.
Me muestra sus manos vacías,
una lágrima recorre su mejilla,
Y con voz temblorosa, que casi no se oía,
me responde:
He perdido y no encuentro,
el sentido de mi vida.
¿Te ayudo a buscarlo?
No, señor, es cosa mía.
Cabizbaja continúa su camino,
y parece que ve algo, un poco más arriba.
Entre unas hierbas se agacha
y ante la mirada mía,
mira al cielo y suspira.
Pero pronto desdibuja
de su cara la sonrisa.
Una espina se clava en su carne,
una gota de sangre y expira.
Fue su último aliento,
su cuerpo cae sin vida.
La cogí en mis brazos
y la llevé a la orilla.
Mientras la miraba, desaparecía.
No la volví a ver,
aunque vuelvo cada día.