
Tu verdad, mi verdad, la versión que queda, distintos puntos de vista, la otra cara de la moneda.
Yo tengo razón sin quitarte la razón tuya, aunque una parezca mentira ante la otra, verdad pura.
Lo que dices, lo que digo, parece que no concuerda, dos versiones diferentes y las dos aportan pruebas.
Y ante tal evidencia, ¿cómo hay juez que se atreva a dar por válida una, siendo la otra igual de cierta?
No hay culpables ni inocentes dependiendo de quien lo vea, mas la culpa y la inocencia todos quieren que aparezcan.
Se dividen opiniones, unos dentro y otros fuera, cambia por completo la historia, según quien nos la cuenta.
Vencedores y vencidos en batallas y guerras, mil escritos consentidos, que a unos y otros contentan.
En el medio, hay quien no quiere saber de esta contienda, no apostar por uno u otro es lo que se recomienda.
Cuantas guerras desatadas, cuantas muertes y leyendas, dos verdades encontradas y dos bandos que las defiendan.
Y al final, están tan cerca la verdad de la mentira, que es imposible creer en todo lo que te digan.
Antes de juzgar a nadie, lo que hace o lo que cuenta, hay que aprender a ver la otra cara de la moneda.

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