Si la gran mayoría de la gente se agrupase y se consiguiese un movimiento hacia un continuo cambio llegaríamos a un punto muy determinante en la humanidad: PROGRESO. Sí esa palabrita que a tantos les asusta, que la tildan de diabólica y la difaman con tanto ímpetu.
Por desgracia la realidad es la siguiente:
Algunas personas se adecuan a las reglas; viven con cierta comodidad, hacen progresos en una escala social preestablecida (totalmente hipócrita, discriminatoria y banal). Se entregan a la mediocridad.
Otras (una minoría) intentan adaptar las reglas a sí mismos. Viven en la incomodidad, se arriesgan, sufren vejaciones e insultos por resistirse al sometimiento de la imbecilidad o de sistemas gubernamentales, legislativos, económicos, eclesiásticos, monárquico, en definitiva al SISTEMA.
Concluyendo con este "soporífero" tema, si aquí en nuestro país nos rebelásemos contra el sistema bipartidista existente, y se crease un partido suficientemente fuerte para liderar una nueva visión democrática de las necesidades de los ciudadanos, muchas de las diferencias se verían reducidas. Aunque por desgracia, soy demasiado pesimista y no creo que veré tal "milagro".
Al menos me consuelo con pensar que las vidas mediocres caerán en el olvido y su existencia habrá sido insulsa, sosa y sobre todo, inútil.