El temor a participar en un grupo, ya sea haciendo una pregunta, dando una opinión personal o bien para hacer algún aporte relacionado con un conocimiento adquirido sobre el tema que se está tratando, es una actitud que puede tener distintos motivos. El más común es la timidez, que muchas veces puede provocar un estado de inmovilidad frente a otras personas y el deseo de no ser notado y permanecer ignorado.
Las personas tímidas generalmente también son introvertidas, calladas y pasivas. La timidez revela inseguridad en sí mismo, falta de confianza en las propias convicciones y también baja autoestima.
Para un tímido, lo mejor es estar solo porque no tiene que enfrentar una situación social que le produce estrés y lo hace sentir incómodo e inadecuado. Sin embargo, todos los seres humanos necesitan tener una vida social, relacionarse con familiares, amigos y compañeros estudio o de trabajo, aprender a hablar con conocidos y con desconocidos y atreverse a participar en cualquier grupo.
La persona que desea siempre está sola y no intenta integrarse a un grupo ni tampoco relacionarse con nadie en particular, cada vez más se encerrará en sí misma y se desinteresará por todo lo que sucede a su alrededor.
La mayoría de la gente suele sentirse cohibida cuando tiene que enfrentar una experiencia nueva, como asistir a una fiesta donde hay personas que no conoce, empezar un curso rodeado de desconocidos, formar parte de una comisión de estudios en la universidad, reunirse ocasionalmente para la solución de problemas, etc.
El temor al ridículo es el más importante, pero también existe el miedo a ser criticado, a sentirse frustrado, rechazado, fuera de lugar e incómodo; y como en estos casos la tendencia es sufrir de ansiedad anticipatoria, se crean pretextos para no asistir a ningún grupo y liberarse de la carga emocional que produce toda situación que implique enfrentar el miedo.
Las personas que temen hablar en grupo prefieren ignorar que participar en él no sólo las beneficiaría en muchos aspectos sino también que su aporte podría ser necesario y beneficiar a los demás.
El temor a un grupo significa otorgarles a los demás una jerarquía y una importancia que no tienen, porque las personas, por más prominentes que sean, no lo saben todo y siempre pueden aprender de los otros algo nuevo. Por ejemplo, las maestras reconocen que aprenden mucho de los niños y los profesores de sus alumnos, aún de los menos aventajados.
El temperamento introvertido es innato, pero se aprende a ser sociable, a confiar en sí mismo, a no pretender ser perfecto ni saberlo todo, a ser capaz de decir “no se” y a tener la apertura suficiente para aprender de los demás.
Por lo general, el miedo a los grupos se crea en la infancia, cuando las personas significativas privilegian las críticas y nunca refuerzan los logros porque los consideran una obligación.
El niño muy criticado también aprenderá a juzgar y se sentirá frente a los demás como si estuviera dando examen.
La actitud de estos niños en la escuela es de retraimiento y aislamiento y provoca el conocido problema social denominado “bulling” que es el acoso que los grupos violentos realizan para hostigar a alguien que demuestra tenerles miedo.
Esta dificultad para enfrentar el contacto social puede desarrollar adicciones al alcohol, a las drogas y al tabaco, para tomar coraje, desinhibirse, mostrar una máscara, de quien no se es.
A veces, es recomendable abordar un grupo acompañado de un amigo que puede ayudar a integrarse con mayor facilidad y también es útil tratar de relacionarse en forma más cercana con los que tiene mayor afinidad.
Existen técnicas muy útiles para aprender a integrarse a un grupo y “caer” bien a los demás, como por ejemplo intentar imitar la forma de actuar de los demás para no desentonar, sin llegar al extremo de hacer lo que no les gusta, no adoptar una actitud oposicionista para autoafirmarse, estar atentos, colaborar y ayudar a los demás en la medida de sus posibilidades y reconocer las habilidades de cada uno.
la guia de psicologia