Las casas que se están construyendo hoy y las que se construirán en el futuro son inteligentes y serán cada vez más inteligentes.

Una casa es inteligente cuando cuenta con espacios manejados con dispositivos que actúan solos sin la intervención activa de la mano del hombre.

Los seres humanos que viven en las grandes ciudades pueden convertir su casa en un hogar inteligente, con alarmas, persianas automáticas, equipos de audio, de videos, calefactores, refrigeración y otros artefactos que funcionan sincronizados para comodidad de sus ocupantes, quienes pueden ponerlos en funcionamiento antes de llegar a sus casas.

Ya es común que un individuo llegue a su casa y desde el auto accione el portón del garaje con el control remoto, sin bajarse del vehículo, evitando en parte el riesgo de ser asaltado.

En poco tiempo, para administrar y organizar una casa sólo se necesitará saber apretar un botón, el resto estará a cargo de una serie de mecanismos robóticos que se ocuparán de las tareas fatigosas, tediosas y rutinarias que exige el mantenimiento del hogar.

Ya no se necesitará depender de personal para que venga a prender las luces de la casa cuando sus ocupantes estén ausentes, porque éstas se pueden programar para que se enciendan a una determinada hora, lo mismo que el equipo de audio, de calefacción o de aire acondicionado.

Entrar a una casa vacía y encontrar todo funcionando brinda un mejor recibimiento y una mayor calidez para el recién llegado, que hasta puede encontrar casi ya hecha una comida al horno, que se prende desde la oficina y se apaga solo cuando está listo.

Las casas inteligentes actúan bajo las órdenes de sus dueños mediante un control remoto integral, que directamente pone en funcionamiento un procesador central, que es el que administra las operaciones, y que a través de una pantalla puede activar, desactivar o inspeccionar la ejecución de todas las funciones.

Hoy en día existe la tecnología para registrar las provisiones que tiene la heladera, a distancia y existen mesadas que reconocen los alimentos que se apoyan en ella y que sugieren recetas con esos ingredientes.

Si bien es cierto que toda esta compleja tecnología aún no está al alcance de todos, al construir una casa sólo hay que agregarle de un 15 a un 20% al costo total para incluir dispositivos que la conviertan en un hogar inteligente.

Los estudios de mercado que realizan los arquitectos han revelado el perfil de los candidatos que están en condiciones de acceder a una casa inteligente y en general se trata de varones entre 35 y 55 años.

El hogar inteligente ha llegado para quedarse y los arquitectos no quieren que el mercado abarque solamente a un sector de alto poder adquisitivo, sino que la idea es crear una tecnología de avanzada para abaratar los costos que incluya a un espectro mayor de la población.

Estos hogares a botón, van más allá del confort y están pensados para ahorrar combustible, bajar los costos de mantenimiento, comer comida casera más barata, no afectar el medio ambiente y para no necesitar servicio doméstico.

Vivir en estas casas permitirá a sus dueños disponer de más tiempo para la comunicación, el diálogo, el entretenimiento y hasta para el sexo; porque hoy la gente vive a las corridas y cuando llegan a casa están agotadas, de mal humor, sin ganas de hacer nada, haciendo que las relaciones familiares se deterioren.

Las estadísticas confirman que en muchos matrimonios aún jóvenes, la vida sexual es casi nula. Puede que el avance tecnológico, que ya desarrolló una aspiradora robótica capaz hasta de subir escaleras y llegar al lugar más escondido de la casa, devuelva a los felices poseedores de estas útiles herramientas en el hogar, la alegría de vivir y el entusiasmo que tenían cuando eran más jóvenes.



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