La obesidad actualmente es una pandemia; según la Organización Mundial de la Salud (OMS) preocupa a más de mil millones de personas en todo el mundo.
Bajar de peso es fácil, lo difícil es mantenerse, porque la mayoría se entusiasma con la dieta hasta lograr el peso deseado, pero al poco tiempo vuelve a los mismos hábitos y recupera los kilos perdidos.
La doctora en clínica médica Sofía Garay, del Hospital Rivadavia y del Centro de Estética de la Dra. Sciales, dice al respecto, que existen factores que explican la gran cantidad de gente con sobrepeso, como por ejemplo:
-el aumento del tamaño de las porciones,
-el hábito de comer hasta sentirnos llenos y no solamente lo que necesitamos;
-las conductas automáticas, que nos hacen comer sin tener conciencia de qué es lo que nos llevamos a la boca;
-picar todo el día entre horas o saltearse comidas por mucho tiempo.
La doctora Garay afirma que hay mucha gente que come cuando tiene ansiedad o necesita calmar sus emociones no porque tenga hambre; porque es común que después de un día agitado, con muchos problemas para resolver, la gente sienta la necesidad de comer hidratos de carbono, que son los que estimulan la serotonina (que es la hormona del placer), con lo que se logra una sensación de satisfacción y bienestar.
La combinación de azúcar, sal y grasa es adictiva y la industria trata de satisfacer esta necesidad vendiendo productos que contengan estos ingredientes aunque engorden o puedan provocar problemas de salud a largo plazo.
Cambiar de hábitos no es fácil porque requiere comprometerse con uno mismo y tener la perseverancia de cumplir ese compromiso de por vida, ya que si esos hábitos se vuelven a repetir también se volverá a aumentar de peso.
Un cambio de hábitos también exige un cambio en el estilo de vida, porque es sabido que la falta de movimiento y la vida sedentaria favorecen el sobrepeso.
Elegir una vajilla más pequeña para servirse la comida, también es un recurso eficaz a la hora de bajar de peso; porque por ejemplo, un plato cinco centímetros menor de diámetro equivale a 22% menos de calorías por comida y permite bajar hasta ocho kilos más de peso por año.
Dieta y terapia deberían ir de la mano para ayudar a mantener constante el interés por el objetivo y lograr cambiar los patrones de comportamiento que llevan a engordar.
Existen algunas estrategias que ayudan a comer de una manera más racional y sana; por ejemplo:
- En lugar de buscar comida, hacer otra cosa que sea igualmente placentera.
- No comprar más comida de la necesaria
- Comer con conciencia y no en forma automática
- Evitar las tentaciones
- Colocar en los lugares visibles de la heladera los alimentos dietéticos.
- No comer rápido
- Masticar mucho
- Dejar algo siempre en el plato como señal de dominio sobre la comida.
- Nunca servirse dos veces
- Comer sentado
- No picotear
- Tomar mucho líquido
- Concentrarse en la comida y no hacer otra cosa al mismo tiempo
Lo ideal es dejar de actuar y de pensar como suelen hacerlo las personas obesas y comenzar a pensar y comportarse como lo hacen los flacos.
Fuente: “Psicología positiva”; No.23; “Cuestión de peso”; Dra. Sofía Garay, Instituto Inepa; “Dime como comes y te diré por qué no bajas”; equipo de la clínica del Dr. Cormillot.