Aquí mostramos una técnica para convertir leche en una especie de plástico duro como una piedra. Todo lo que necesitas para este pequeño experimento casero es leche y vinagre.
Antes de que la leche endurezca, quedará una pasta con la que puedes moldear todo tipo de formas y diseños. De hecho, este material era el que se usaba antes de que apareciera el plástico.
Primero necesitas una taza de leche bien caliente.
Luego necesitas una cucharada de vinagre blanco. Básicamente, por cada taza de leche caliente que uses, agrega una cucharada de vinagre blanco.
Una vez que agregas el vinagre, tienes que mezclar enérgicamente, sin derramar nada.
Luego de unos segundos se comienzan a formar grumos en la leche. Esos grumos se llaman caseína, y contiene la mayoría de las proteínas presentes en la leche. Cuando se seca, forma una sustancia dura como el plástico.
Ahora es tiempo de colar la caseína para separarla del líquido sobrante. Agita un poco el colador para quitar la mayor cantidad de líquido que puedas.
Lo que queda es una sustancia gomosa y muy maleable que puedes moldear en formas antes de que se seque.
Toma un par de servilletas de papel, vierte la sustancia sobre ellas, y seca un poco más aplastando la masa con las servilletas.
Ahora si es tiempo de hacer el diseño que quieras, y luego, coloca la caseína en un recipiente y espera que se seque bien durante 48 horas. El tiempo de secado depende de lo grande que es la masa.
El producto final es difícil de romper con la mano. De hecho, si lo haces bastante grueso, la única forma de romperlo es a martillazos.